miércoles, 31 de enero de 2018

Una menina en mi estudio


 





En estos días he tenido una visita muy entrañable en el taller. No suelo llevar a nadie allí arriba, pero  esta vez he querido que ella subiera.Y la he recibido con todos los honores, como corresponde a un recuerdo de familia muy especial.



        Mercedes vino a verme porque quería tener un óleo de una figura de cerámica que perteneció a su abuela, Dª Ana de Cózar. Se trata de una menina, exquisita, en tonos azules y ocres,  con los rasgos un poco deteriorados por el tiempo, pero de lineas bellas ,llena de encanto.





Mercedes me ofreció pasarme una foto, pero preferí que me la trajera. E igual que a una  infanta, la subí al estudio y la puse en sitio preferente. Allí, entre algún que otro rayo de sol, la he tenido unos días, haciéndole varios retratos.Y he disfrutado de su compañía.



Dicen que transmitimos nuestra energía a lo que nos rodea. Y cuando Mercedes luego me ha contado cosas de su abuela, la propietaria de la figura, lo he entendido. Dª Ana. según su nieta, era de esas personas buenas de corazón, que no podía ver sufrir a nadie, que invitaba a su casa a gente sin recursos, que les proveía de zapatos si no los tenían, que les daba de comer...Debió ser un ser excepcional porque su nieta aún se emociona recordándola.
                     Y quizá por eso, la menina de Dª Ana irradia también esa buena energía que tuvo en vida su propietaria.






               Un placer, Mercedes  y encantada de haber compartido estos momentos, Dª Ana...