"Henchida de promesas
amanecía otra mañana.
Y era entonces cuando jugábamos en la orilla,
entre risas de espuma
y abrazos de agua.
Siempre felices, saludando al mar.
Diamantes en el cuerpo
y mil brisas en la cara...
Como en un tácito ritual,
el mar, de nuevo, nos saludaba"...
N. Macías