Luego entras en el escenario inmenso de azules y ocres...
O en la borrachera de color, abigarrada, extraña, ajena, tranquila dentro de su propio ruido.
Parasoles multiplicándose a medida que avanza el día...
Gente que mira sin procesar dejando que les pase por encima el sol...
A ti te llega sólo el rumor de las olas.
El sol te ciega.
Y el agua te inunda la vista y la mano.
Hace viento; la arena se te mete en el bloc...
Luego llegas a casa. Y en la serenidad del día siguiente, reconoces aquellos instantes que fueron tuyos y que ahora, perfumados de brisa y sal, se han transmutado en papel.
Apuntes en acuarela para obra posterior. Agosto, 2017 |
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