En primer lugar, quisiera dedicar esta entrada a Juan Márquez, director de la orquesta del Circo del Arte y a su esposa Ana, que de manera casual me han inspirado a escribir este post. Con todo mi cariño, para vosotros.
Hay una línea en mi curriculum que a veces pasa desapercibida pero que en otras ocasiones da pie a que me pregunten: ¿Tú hiciste una exposición en un circo? ¿Y eso?
Pues ahí va la explicación:
Andaba yo pintando paisaje por el muelle de las Delicias, en Sevilla, con otros compañeros de taller, cuando el circo del arte instaló allí sus carpas. El río, por esa zona a finales de otoño, refleja una luz preciosa. Las lonas blancas refulgían al sol de la mañana y en formato pequeño hice un boceto de todo el conjunto, a óleo. El resultado me gustó mucho. Era una temática tan distinta...
De las carpas pasé a fijarme en los carromatos. Elegantes, románticos,como de otra época. ¿Y si pedía permiso para pintarlos por dentro de la valla? Me acerqué yo sola. El personal del circo me dejó pasar con toda amabilidad, supongo que hasta divertidos con la idea y quedé en visitarlos mientras estuvieran por Sevilla. .
El circo por la mañana estaba tranquilo. Las carpas cerradas, el personal haciendo sus labores de limpieza, mantenimiento. Supongo que es fácil asociar espectáculo a fiesta y colores , pero cuántas horas de trabajo y de ensayos se veían por allí...
Yo pintaba. Y la luz seguía resbalando por las lonas inmensas...Un momento realmente hermoso fue cuando un día, enfrascada en un formato grande con las carpas como protagonistas, vi aparecer a varios caballos que iban a entrenar con su domadora. Paseando en círculo, serenos, obedientes... Qué cosa más bella... Reservé su sitio en el lienzo y luego con apoyo de fotos, ya en casa, en el estudio,los incluí...
El personal me trataba con muchísima simpatía. En sus ratos libres salían a dar una vuelta y pasaban por mi lado. Me contaban que la ribera, con su muro a un lado y el río al otro, para mí ideal porque me quitaba el viento, para ellos sin embargo suponía aislamiento de la ciudad. Y es que estar de gira tanto tiempo, realmente debe ser muy duro.
En una de esas mañanas se me paró junto al caballete D. Emilio Aragón, el responsable de todo aquello. Serio pero afable. Me propuso hacer una serie sobre el circo por fuera...y por dentro. Ya no les quedaban muchos días en la ciudad pero seguían la gira y en unos cuantos meses estarían en Cádiz. ¿Qué tal si les visitaba? Me cogía cerca y podía aprovechar las vacaciones, así que me dije ¿por qué no?
Así que a Cádiz me fui con mi por entonces recién estrenado marido, con un montón de ilusión y todos los bártulos. El disfrutaba los primeros días de vacaciones de verano y yo pintaba. De nuevo empecé por el principio: las taquillas.
Y poco a poco entré. Curiosamente de niña nunca había ido a unas función circense, por entonces aún no tenía hijos a los que llevar... en definitiva, todo fue muy novedoso. Abrí bien los ojos y durante esas dos semanas aboceté, pinté del natural, asistí a los ensayos y descubrí todo el arte, profesionalidad y el sacrificio que hay por detrás de la magia de una función.
La recepción del público... (Estos dos siguientes recuerdo que los pinté directamente con la gente entrando entre las bailarinas y los músicos. Aún me alucina lo osada que fui. Pero curiosamente, nadie se daba cuenta de que yo estaba en un rincón, ahí muy calladita, con mi caballete. )
Durante las funciones trabajaba con la libreta. Infinidad de apuntes, notas a mano sobre color, movimientos, sensaciones. A veces una frase te ayuda también a recordar cosas que sentiste y que luego quieres reflejar.
El malabarista, los saltimbanquis...
Muchos más de los que ya no guardo foto, porque aún no habían llegado las cámaras digitales....
Y luego, el final de fiesta, con toda la compañia en escena
Después de Cádiz, vino la exposición en la Vaguada, en Madrid, con un círculo de caballetes rodeando el interior de la carpa por donde entraba el público. Ahí ya no pinté. Sólo expuse. Fue toda una experiencia y creo que sin duda el lugar más original donde he colocado mis cuadros.
Tras un par de semanas nos despedimos y nos deseamos la mejor de las suertes.
La vida viene y va. Supongo que después de tantos años los miembros del Circo del Arte habrán seguido caminos muy variados pero quiero creer que les ha ido muy bien porque quien llena de magia la existencia de los demás siempre acabará recibiendo una gran recompensa.
Un abrazo y gracias por aquellos días,Circo del Arte...